martes, 6 de septiembre de 2011

Un pálpito se habilitó de mi pecho...

Un pálpito se habilitó en mi pecho
ante un hecho inédito que desacreditó el resentimiento.
Dejé de ser deshecho para desechar lamentos
mi ayer fue un busqué
pero mi hoy será un encuentro.
Me arrastro tras el rastro de su estela
gasto mi arrogancia en sus halagos
y divago con cautela.
Más que malos tragos lo que agoniza es mi ego
un vagón lleno de ruegos que ni queriendo deshago.
Y me revienta aparentar ser fuerte,
plantar cara para aparcar la soledad
que tu ausencia me advierte.
Carencia de caricias en su auge
y permanencia de metas ficticias cuya fantasía me pervierte.
La tempestad estampó el dolor al margen
almacén de sentimientos y argumentos que renacen.
Cuando me despeño sin peñón al que agarrarme
puedo gritar, pero decido salvarme.
Y es que todos barremos para casa
el polvo es materia espesa que envelesa
a quien no sabe lo que pasa.
La inspiración, la identidad se compra
somos fichas de un puzzle, las cuales con el tiempo se desmontan
diferencias, hacen referencia a la carencia comunicativa
esquiva cualquier dependencia si vale la pena
arriesgalo todo por amor, sosiega tu mal humor
muestra tu vena creativa
un paso enseña más que un salto, se ve mejor lo visto e insisto
se aprecia mas exacto
nuestro tacto se recarga, aprendemos a tocar más suave
y a veces incluso a no cagarla
tú, hazme la contra, halla un motivo para pelear
y disfruta de tu reyerta, yo
cerraré la boca, espero al bien estar
por eso dejé una puerta abierta...

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